Antropología
Entre 1971 y 1973, se desarrolla en la región el primer programa de especialización en Antropología, destinado a profesionales del área social e impulsado por el Centro de Estudios de la Realidad Regional (CERER). Este centro, dirigido entonces por el Dr. Milan Stuchlik, antropólogo checo residente en el país, tuvo como finalidad realizar una serie de investigaciones sobre la sociedad y la cultura mapuche.
A partir de septiembre de 1973, el programa modifica su definición transformándose en la Licenciatura en Antropología con mención en Etnolingüística, inicialmente dirigida por el Dr. Adalberto Salas.
Ambas etapas, aunque diferentes en forma y contenido, surgieron motivadas por el hecho de encontrarse Temuco en el corazón del territorio mapuche, en un momento en que la Universidad -en ese entonces Sede Regional de la Pontificia Universidad Católica de Chile– constituía un espacio de acogida y de reflexión sobre la realidad regional. Esto sin lugar a dudas constituye el sello de origen de la Antropología regional, puesto que se genera en ese período una importante producción intelectual en torno a los aspectos socioculturales y lingüísticos del pueblo mapuche.
En base a dicho núcleo de profesores, surgirá una generación de discípulos que en la actualidad son reconocidos profesionales a nivel nacional. De este grupo de nóveles antropólogos cabe destacar a Teresa Durán Pérez quien, años más tarde y luego de doctorarse en Irlanda, refundaría el proyecto inicial propiciando la apertura del Departamento de Antropología. Junto a ella, también apoyaron el proceso de formación de este programa, Aldo Vidal Herrera y Layla Harcha Cassis.
Entre 1978 y 1992, en un contexto nacional de dictadura e institucional poco propicio para el cultivo de las Ciencias Sociales, se interrumpe la formación de antropólogos en la Sede Regional Temuco de la Pontificia Universidad Católica y sólo se mantienen actividades de investigación y de extensión en torno al Centro de Investigaciones Sociales y Regionales (CISRE).
Entre ellas cabe destacar la organización de las Semanas Indigenistas, que constituirán durante los años 80 uno de los principales espacios de encuentro de los antropólogos e investigadores de la temática indígena chilena; asimismo, y asociado a lo anterior, comienza a editarse la revista Cultura-Hombre-Sociedad (CUHSO) aún activa y que desde el segundo semestre de 2007, hasta hoy, pasa a ser una publicación semestral editada por la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UC Temuco, acogiendo trabajos de todas las disciplinas de las ciencias sociales y de las humanidades.
En 1992, se reabre la carrera en el recién creado Departamento de Antropología, integrado en la Facultad de Artes y Humanidades. Para entonces, el contexto institucional ha cambiado de manera significativa, pues desde 1991 la casa de estudios adquiere autonomía y pasa a denominarse Universidad Católica de Temuco, manteniendo un lugar en el Consejo de Rectores. En ese contexto, y bajo el impulso del Gran Canciller Monseñor Sergio Contreras, la Antropología recobra un lugar destacado en una región donde la diversidad cultural y social es un rasgo constitutivo de su identidad.
El plan curricular implementado a partir de 1992 se caracteriza por su marcada orientación académica, concordante con una visión disciplinaria de la enseñanza centrada en formar especialistas y académicos de alto nivel. Sin embargo, los recursos docentes con los cuales se cuenta no son suficientes para cubrir el vasto espectro de materias enseñadas en una carrera que presenta dos menciones de especialidad: Antropología Aplicada y Etnolingüística.
A partir de 1995 tiende a disminuir el ingreso de nuevos estudiantes, lo que implica que en el año 1997 se congele el ingreso y el año 1998 se produzca un cambio de plan curricular. Por otra parte, el año 1997 estaría marcado por una reestructuración de la Facultad, por entonces de Artes, Humanidades y Ciencias Sociales, desapareciendo el Departamento de Antropología y dando origen a un Departamento de Ciencias Sociales que incluyó a las carreras de Licenciatura en Antropología y la recientemente creada (1996) carrera de Trabajo Social. Además, con independencia de la mencionada Facultad, se crea el Centro de Estudios Socioculturales (CES), prolífico espacio de investigación antropológica aplicada e interdisciplinaria.
El año 1998 marca una nueva etapa en la historia de la formación de antropólogos en la UCT y la región, distinguiéndose la implementación de un nuevo plan curricular (Plan1) que elimina las menciones e intenta dar cuenta de nuevas tendencias disciplinarias. En algunos aspectos se busca entregar una formación más orientada a lo profesional y asimismo integrar de mejor manera la visión y la misión de la Universidad. En 1999 desaparece el Departamento de Ciencias Sociales y se crea la Escuela de Antropología. Éste es un cambio importante puesto que otorga una mayor autonomía a la unidad a cargo de la carrera.
A partir de 2001 comienza a consolidarse un núcleo estable de académicos –algo que había sido esquivo hasta entonces- y se da inicio, por un lado, a un proceso de autoevaluación del plan curricular de 1998 y, por otro, a la implementación de ajustes progresivos con objeto de mejorar su diseño. Desde el segundo semestre de 2001, se introducen cambios tendientes a integrar conocimientos teóricos y aplicados ya en los primeros semestres así como a reforzar la formación de los estudiantes con salidas dede terreno y actividades de investigación.
En el marco de un Proyecto de Innovación Docente (2002-2003), se revisan las prácticas pedagógicas y se hace un análisis comparativo de las modalidades de enseñanza de la Antropología (comparación de mallas curriculares de las carreras de Antropología en Chile); este proceso desembocará en una nueva propuesta curricular (2004) que tratará de conciliar este trabajo evaluativo del plan de 1998 con una demanda institucional tendiente a disminuir el número de créditos y de cursos de las mallas vigentes, propuesta que finalmente no será implementada. A partir del 2004, se iniciará un proceso de ordenamiento reglamentario y de formalización de criterios evaluativos y pedagógicos que, desde el segundo semestre de ese año, se enmarca en un proceso formal de auto- evaluación para la acreditación de la Carrera de Licenciatura en Antropología.
En 2005, en el marco del nuevo Plan de Desarrollo Institucional 2005-2010, se abre una nueva etapa en la historia de la Carrera de Antropología en la UCT. Esta etapa se caracteriza por la implementación de un plan de mejoramiento, fruto del proceso de auto-evaluación realizado entre el segundo semestre de 2004 y el primer semestre de 2005.
Finalmente, y como uno de los hitos relevante en la historia de la carrera, en julio 2007 se concreta la visita del Comité de Pares y en septiembre se publica el Acta de Acreditación por tres años siendo la primera carrera de Antropología en Chile en ralizar este proceso. Las recomendaciones emanadas desde la CNAP, tras este proceso, marcarían también esta etapa en la historia de la carrera. Consecuencia de lo anterior, a partir de 2008 se puso en marcha un proceso de renovación curricular, teniendo como base los siguientes referentes: el proyecto curricular elaborado el 2002, las medidas recogidas en el Plan de Mejoramiento de Acreditación, el Modelo Educativo de la UCT y los nuevos desafíos disciplinarios y profesionales de la Antropología en el país y en el mundo. Este proceso fue desarrollado con apoyo de la Dirección General de Docencia y financiado en parte con un proyecto MECESUP2 adjudicado en 2008, titulado“Innovación Curricular por Competencias para la Formación de Antropólogos y Antropólogas en la Universidad Católica de Temuco. Proyectando Excelencia Académica y un Mejor Futuro Laboral”, proyecto ejecutado durante todo 2009 y 2010. El resultado de este proceso fue un nuevo plan curricular basado en competencias (Plan2). Su principal característica apunta a un esperado equilibrio entre las dimensiones disciplinarias y profesionales de la carrera.
Como se ha indicado más arriba, a partir de 2011 se ponen en marcha algunos cambios estratégicos en la estructura organizacional de la Universidad. A nivel de la Unidad, lo más relevante fue la creación formal de la Dirección de Carrera y de la Dirección de Departamento, quedando las funciones docentes y curriculares en el marco de la Carrera y las funciones de investigación, posgrado y extensión en el marco del Departamento.
En 2012, en un segundo proceso de acreditación, la Comisión de Acreditación ratifica el informe presentado por la Agencia Acreditadora Qualitas, y en este marco la carrera de Antropología recibe 4 años de acreditación, reconocimiento al trabajo realizado tanto por el equipo docente como por la comunidad universitaria en su conjunto.
Por otro lado, a partir de 2013, y en el marco del proyecto de apertura de la carrera de Arqueología, se desarrolla un proceso de reflexión destinado al diseño de un programa de estudios conducente a un plan común de dos años con líneas de especialización disciplinarias y profesionales a partir del quinto semestre. Ello se transforma en una valiosa oportunidad para actualizar el plan de estudios de Antropología a través de ajustes menores, como la substitución de unos cursos por otros en aras de una mejor complementación de la carrera con la futura Licenciatura en Arqueología y el plan común de ambas.
En 2015 se aprueba la apertura Arqueología y con ella comienza el plan común en 2016 (Plan 3) durante los dos primeros años con especialización a partir del tercero.
Si bien este plan se encuentra vigente, de acuerdo a cronogramas institucionales, se encuentra hoy en una Evaluación de su ciclo Común.
Actualmente, la carrera se encuentra desafiada en sus procesos de formación producto de dos años (2020-2021) de enseñanza on line debidos a la pandemia por el Coronavirus y en franca programación de una vuelta a la presencialidad desde 2022
Hoy, la carrera cuenta con una planta de 1 administrativa, 1 profesional y 10 académicos con jornada completa.